Son las siete y media de la mañana, un día a finales de noviembre. La escarcha en los campos brilla a la luz de las farolas de la carretera. Ando rápido con la bufanda delante de la boca, cuesta arriba en la acera al otro lado de la calle que me separa del campo abierto. A mi izquierda casas unifamiliares con jardines de diseño pragmático, casi lacónico. Enanos de yeso, hiedra abraza las zarpas y escalones de piedra arenisca, abetos plateados, manzanos huesudos, abedules cuyas hojas amarillas están caídas, aun sin ser recogidas del césped, corto y simétrico.
Después de dos kilómetros de marcha rápida llego al colegio. Tengo 11 años, soy alumno del colegio primario politécnico Nr.81 “Robert Weber” en Dresde. Mi nariz empieza a soltar moco líquido y a medida que mi cara entra en calor comienzo a tener la típica sensación de fiebre que dura unos diez minutos. La primera clase del día es “Staatsbürgerkunde” (en inglés coincide bastante con el concepto de “civics” , se podría denominar educación para la ciudadanía).
Todos de pie ejercemos el saludo obligatorio de cada mañana con la mano abierta enzima de la cabeza. El profesor dice en voz alta: ¿Para paz y socialismo, estáis listos? Respondemos en perfecta sincronía en coro: “¡Estamos listos!” …emocionante. La unidad y disciplina colectiva que genera este saludo crea solidaridad en los retos del aprendizaje entre los alumnos durante casi todo el día, pero hay un problema: rechazo por instinto la unidad sentimental forzada. Soy uno de tres en la clase de 26 que solo mueven la boca en el saludo pero no les sale ningún sonido. Los tres somos amigos. Nos une la resistencia silenciosa contra un reglamento moral impuesto. La profesora, una señora que sobrevivió al bombardeo inglés del 13 de febrero 1945, tiene peluca rubia y una barriga apretada en unos pantalones de cuero lacados. Comienza la clase: “Hoy os presento otro personaje importante en la lucha contra la decadencia y la amenaza imperialista. Rosa Luxemburgo, una valiente activista que luchó con mucho coraje. Es un gran ejemplo para la lucha por la libertad democrática de los pueblos y los valores socialistas y anticapitalistas. Se hizo imprescindible en el movimiento del proletariado socialista y …”. Siguen 45 minutos de homenajes superlativos, emotivos y épicos sin dar ninguna referencia concreta a sus textos. Hoy sé, porque he leído algunos textos suyos, que Luxemburgo jamás hubiese tolerado tal adoctrinamiento simplista.
El estándar, lo normal, la uniformidad estaba por todos lados en esta época de mi vida. Tenía la misma ropa que el hijo de mi vecino. Comíamos los domingos todos lo mismo en todas las familias. Pollo asado o redondo de ternera u otra cosa que daban los supermercados, carnicerías y pasteleros estatales en aquel momento.
Día de la República, llegada de los tractores en la cooperativa agricultura estatal de un pueblo
Obviamente se hacía un gran esfuerzo por parte de las instituciones (ministerio de cultura y educación, liderado por la esposa de Honecker, Margot) para atender al deseo normal de expresión individual de la gente. La competición amistosa en el ocio era el canal de expresión para la individualidad pero siempre bajo un denominador común, que era el “anticapitalismo y antimperialismo”. Juegos de atletismo, eventos culturales, literatura, música, absolutamente toda actividad cultural llevaba la connotación ideológica del estado. Usualmente con banderas y simbolismos evidentes como el "martillo y circulo en la corona de púas" o claveles rojos para el ganador de una competición o la paloma blanca como símbolo de la vuelta de ciclismo “Friedensfahrt” (vuelta por la paz). Las discográficas estatales "Amiga" y "Eterna" lanzaron series muy completas de música jazz de origen afroamericano, instrumentalizando el trasfondo esclavista para hacer propaganda antifascista y antirracista. En muchas familias, como en la mía, hubo una colección de discos de música jazz y clásica de varios miles de vinilos. Como el Rock/Pop/Funk era un producto de la cultura imperialista decadente y como tal prohibido, se tenía que compensar y fomentar otro tipo de música entre la población.
Mi madre, gitana polaca de nacimiento y amante de la filosofía espiritual de Grigori Rasputin, no tenía sitio en esta sociedad de un régimen que pretendía estar libre de contradicciones ideológicas y así fue que nuestros mejores amigos no eran los altos funcionarios del partido sino los vecinos judíos. Judíos que decían que a pesar de todo lo malo que les había ocurrió como pueblo, también jugaban un papel importante en su genocidio los traidores en las propias filas. Y un judío que critica con matices a los suyos y una gitana que no comprende el racionalismo materialista y ateo de Marx eran como arena en el engranaje ideológico de la "República Democrática de Alemania".
Erich Honecker, Margot Honecker, Nieto: Roberto Yañez, Hija: Sonja Honecker
Es fácil imaginar que las personas tienen mucho más que aportar desde su biografía que cualquier sistema político normativo que una nación pueda albergar. Una República democrática es igual de limitada en su tolerancia que cualquier dictadura si solo se define a través de imágenes de enemigos en común y recurre a despreciar la actuación de los que están fuera del sistema, y sin un examen sobre los propios retos, objetivos, características y una exigencia ética que no puede justificar su imperfección sin la, aún peor, ética del otro.
De niño se vivía bastante despreocupado, la seguridad social era 100%. El hecho de que los padres no sufrían miedos existenciales a hipotecas que no pueden pagar o a perder el trabajo, se traspasaba a una tranquilidad de base en los niños. No obstante entonces ya era consciente de que esta despreocupación tenía un precio muy alto que pagaba la comunidad entera de la RDA con restricciones intolerables de libertad de expresión, movilidad geográfica y vigilancia secreta por amigos y familiares que actuaban de espía y soplón para la STASI.
Pronto me di cuenta que las consecuencias de pasarse del límite eran nefastas. Por ejemplo, montamos un mercadillo clandestino con revistas occidentales de música pop, chicles de la república checa, vinilos y casetes de Depeche Mode, Sandra y otros. El día que nos pillaron, estoy seguro, se crearon tres actas familiares más en los registros de la STASI si no estaban antes por la indisponibilidad de mi madre a hacerse miembro del partido. Fuimos suspendidos una semana del colegio. En esa semana tuvimos visita en casa, primero de la directora del colegio y luego de dos señores desconocidos que hablaban mucho tiempo con mis padres en la mesa de la cocina y luego conmigo. Les conté la verdad, que las revistas llegaban en los paquetes que mandaba la abuela desde Stendal durante el año. Los jubilados que vivían cerca de la frontera tenían permiso para viajar a occidente 2 o 3 veces al año (sin pernoctar).
Después la solicitud de una línea de teléfono fijo, que llevaba años tramitándose, nos fue cancelada. Los viajes de vacaciones estatales al mar báltico de todos los meses del verano fueron anulados y mi padre de un día para otro no tenía un Opel Record sino un Skoda MB1000. Mi hermano fue de golpe rechazado en la escuela de ballet "Gret Palluca" aunque había sido admitido previamente (luego en 1990 volvió a presentarse y acabó los estudios superiores). Todo por mi culpa.
Hoy se que fue el método para crear división entre la gente. Hacer pagar a una gran cantidad de personas por una violación de reglas que ha cometido una sola. Vemos que por mucho que una ideología se dote de valores moralmente positivos como la libertad, la democracia, la igualdad y la educación, no puede funcionar si por debajo se esconde el afán absolutista. El absolutismo, normalmente nacionalista, insiste con una retórica romántica, que que "sugiere" que todos deberíamos tener claro quien es el gran enemigo y quién es el único que representa los buenos valores de la democracia. Se chantajea la conciencia de la gente con la siguiente dialéctica. "¿Tú no quieres ser demócrata, libre y buena persona? Pues si no te apuntas a lo nuestro eres mala persona y solo miras por ti mismo, los únicos que queremos libertad y democracia somos nosotros. Somos los únicos en el mundo que somos capaces de comprometernos con estos valores".
Hoy se que fue el método para crear división entre la gente. Hacer pagar a una gran cantidad de personas por una violación de reglas que ha cometido una sola. Vemos que por mucho que una ideología se dote de valores moralmente positivos como la libertad, la democracia, la igualdad y la educación, no puede funcionar si por debajo se esconde el afán absolutista. El absolutismo, normalmente nacionalista, insiste con una retórica romántica, que que "sugiere" que todos deberíamos tener claro quien es el gran enemigo y quién es el único que representa los buenos valores de la democracia. Se chantajea la conciencia de la gente con la siguiente dialéctica. "¿Tú no quieres ser demócrata, libre y buena persona? Pues si no te apuntas a lo nuestro eres mala persona y solo miras por ti mismo, los únicos que queremos libertad y democracia somos nosotros. Somos los únicos en el mundo que somos capaces de comprometernos con estos valores".
La democracia pero, es solo
una herramienta. No es ningún valor con el que se puede calificar a una
persona. Pero los absolutistas hacen uso de este término para
calificar o descalificar a personas a nivel moral e incluso muy personal
con amenazas.
En el año 1987 se
produjeron varias reuniones entre Gorbachov, Kohl y otros líderes de
occidente. El caso era que Alemania occidental y Gran Bretaña tanto como
la URSS y la RDA estaban muy mal económicamente. De forma muy resumida se negoció la apertura del telón de acero
y el fin de la guerra fría con la abertura de las fronteras entre los
dos estados alemanes.
El 90% de la Industria y
producción agrícola de la RDA fue subrogado a inversores alemanes
occidentales a precios en muchas ocasiones tan solo simbólicos. Un win-win. La
casta política de la RDA ha podido escabullirse de una tragedia al no tener que responsabilizarse por la miserable
infraestructura que dejó el sistema de economía planificada. Su
gobierno salió del lío como víctima idealista y naif, teniendo aún
hoy, mucha gente a su lado. Por otro lado, la nefasta
economía occidental ha tenido la gran oportunidad de invertir en
nuevos negocios y disponer de la noche a la mañana a 15 millones de nuevos consumidores,
hambrientos por los productos occidentales. La expropiación civil del año
1949 se anuló y los hijos o nietos pudieron reclamar su vieja
herencia (casa, campos, manufacturas).
Una gran parte de la
población quería un estado nuevo y transitorio para la RDA. Un
nuevo socialismo sin corrupción ni espionaje civil. Pero su voz no
tenía partidos y por tanto ningún reflejo parlamentario, tampoco
interesaba a los fuerzas externas que ya habían definido el
destino y la agenda para la anexión completa del estado ex-comunista
alemán. La burocracia capitalista estiró sus ocho brazos de pulpo y ahogó
cualquier propuesta para un estado mejor con falsas promesas de prosperidad
infinita y libertad absoluta, bien fundadas en las fórmulas incomprensibles
y esotéricas de la escuela de economía política de los años 70.
Simplemente no era el plan volver a intentarlo.
A la gente se les
había permitido manifestarse para la reunificación de Alemania
desde 1988 porque era nulo su impacto, ya fue decido años atrás que
así lo fuera. Cuando entre 1990 y 1995 las voces críticas en las
masas aumentaban y exigían cada vez más, ya no había policía, ni
cuerpo militar, ni profesores, ni instituciones que les escucharan.
Simplemente fueron ignorados. En esa época, Alemania oriental parecía un
paraíso para anarquistas. Montamos clubes de música tecno,
exposiciones, conciertos, cines de fumadores con bar con sesiones eternas de
Tarkowski, Lang y Tarantino, de los que no se sabía si eran
ilegales o no porque no había órganos públicos en
ningún sitio. Nos drogamos muchísimo. En las escuelas no
había libros porque los viejos habían caducado por su contenido manipulado
y los nuevos aun no estaban impresos. Hasta 1995 el capitalismo no logró del
todo infiltrar la regulación pública a su conveniencia.
Desde entonces sé que cuanta más libertad
del mercado se permita, más burocracia tiene que haber para la gente que
ha de ser protegida de su salvajismo. A cambio, la burocracia que
controla el libre mercado es mucho menor en recursos que una que
proteja a la gente de él, con cada matiz personal que puede
haber en las subculturas socio-económicas.
Mucha gente de la RDA
dice que vivía bastante feliz a pesar de las restricciones y
controles. Me hace pensar mucho sobre qué es la libertad. ¿Podría ser que
libertad no es la infinita posibilidad de escoger sino más bien un campo
limitado en el que uno se puede mover, pero profundizar intelectualmente
dentro de esas posibilidades? ¿No tenemos siempre un límite cuantitativo en
la vida de alguna manera? ¿No es libertad realmente la posibilidad de
mejorar el aspecto cualitativo de la vida y no crear más
posibilidades cuantitativas simplemente para que las haya, o con otras
palabras: perseguir la idea de libertad absoluta? La gente de la RDA
decía que lo que les hizo ejercer solidaridad y por tanto sentirse
unidos y felices no eran las pautas morales del estado o del partido, ni
las grandes virtudes con las que se auto-etiquetaban, sino la carencia de
recursos y la limitación del desarrollo individual en una dictadura
comunista.
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